Por 50 años se celebra en los Estados Unidos el mes de la herencia hispana. Según los editoriales del National Geographic, los hispamos celebramos no solo a los líderes de la historia, sino que celebramos los más de 60 millones de descendientes que forman la sociedad, deportes, ciencia, economía y cultura estadounidense.
Desde la legislación para este reconocimiento en el 1968 hasta los desfiles coloridos lleno de nostalgia dan demostración de lo arraigado que está en nuestra sangre las raíces de la música, la comida, la ropa y los ideales. Por otro lado, que es bastante interesante, en ocasiones los participantes que disfrutan de estos eventos nunca han ido a sus países de origen. Esto valida que en nuestra ADN tiene memoria y a esto le añadimos que si el ADN tiene memoria hoy puedes construir valores que tu descendencia te agradecerá.
¿Ahora, cómo podemos relacionar esta gran herencia con nuestra lesión medular? Bueno comencemos con el idioma. Cuando estamos molestos, cuando queremos insultar, maldecir, y todo esto que nos pasa en la mente cuando tenemos dolor crónico, ¿díganme ustedes? ¿No hay mejor lenguaje para discutir con nosotros mismos que el español? En Puerto Rico hay tremendas malas palabras que a veces son el elixir del alma. Eso no tiene nada que ver con ofender, pues ese es otro tema. El punto está que, al expresar dolor, volvemos a las palabras en español. Esas palabras vienen de nuestro origen de niños, de las veces que escuchamos a nuestros familiares decir alguna mala palabra que no entendíamos pero que, por alguna razón, como expresión, funcionaba.