Voices From The Community | Spinal Cord Injury & Paralysis

Estoy cansada, Parte 2

Written by Gretchelle Dilán, PhD | Dec 23, 2024 2:00:00 PM

En el blog anterior hablábamos de la historia de Elizabeth. Una mujer de 52 años, cuidadora de su hijo Michael quien sostiene una lesión medularnivel cervical por un accidente de motocicleta. En mi conversación con Elizabeth, no solo ella verbalizaba estar cansada, sino que su cuerpo también lo expresaba. Hablaba lento y sin ninguna esperanza. No solo por su hijo Michael sino también por ella. A ella también le había cambiado la vida y aunque había mucho dolor por la situación en general, parecía que ella también había perdido su brillo.

 

Mientras hablo con Elizabeth, le empiezo a preguntar cuestiones personales. Otros respiros, otras conversaciones que no fueran Michael. ¿Y en el amor, Elizabeth? ¿Qué hay por ahí? Mi idea de cambiar la conversación se puso peor. Elizabeth empezó a llorar, y yo me controlaba en no seguir preguntando sino en dar espacio y silencio para validar tantas emociones que estaba pasando en su mente. Los que estamos en la comunidad de lesión a la médula espinal sabemos que los equipos para nosotros los lesionados requieren mucho mantenimiento. Y así comienza esta historia. La cama de Michael, una cama de posiciones se dañó y hubo que llamar a un mecánico que pudiera arreglarla. Así conoció a David, un hombre de 60 anos que llegó a su casa a ofrecer el servicio de mecánica. En esa primera cita, David muy conmovido, no cobró su visita, ofreció un diagnostico y dijo que volvería con la pieza que faltaba para arreglar la casa. Y así fue, trajo la pieza, la montó y comenzó una amistad amorosa con Elizabeth.

Cuatro meses después, David empezó a pedirle dinero, de poco en poco, de $20 en $20. La amistad se volvió en el pedirle dinero y si ella no podía, en la bloqueba de su celular por dos o tres días con la intención de que ella se sintiera culpable. El cuento corto, que duró 6 meses es que se convirtió en una relación de manipulación. Sino había algo de dinero él se desaparecía llenando de angustia a Elizabeth de no saber cuándo lo volvía a ver.

Y sí, usted puede decir, ¿qué tiene que ver esta historia de “mal amor” con nosotros? Sencillo, cuando estamos quemados y sufriendo por el síndrome de cuidador perdemos la habilidad de reconocer cosas que en algún momento pueden ser obvias. Se nos nubla el pensamiento porque la prioridad es “cuidar” al otro y perdemos de perspectiva que tenemos que cuidarnos nosotros primero.

Por otra parte, la soledad, la atención como mujer, la necesidad de la normalidad son también aspectos que influyeron en que Elizabeth no pudiera ver con claridad como una relación amorosa se puede volver una relación maltratante. Esto, con el estrés de su hijo, la hacia perfecta presa para relaciones amorosas tóxicas.