Bueno y de regreso al tema…Hay psicólogos que también han utilizado el “dejar ir” como estrategia terapéutica dentro de un proceso de duelo. Sin embargo, hoy no tocaremos el concepto y su relación con el duelo. Lo tocaremos en relación con las personas y las relaciones que en ocasiones nos hacen más daño que bien. Fíjate que no estamos diciendo que no nos hacen nada, o sea esas personas no se mantienen en nuestra vida de manera neutra, sino que en concreto restan y no componen desarrollo personal o no añaden aspectos positivos en nuestras vidas.
Nosotros que vivimos con una lesión medular tenemos una cosita que siempre nos debilita y es este sentimiento de que cada vez nuestro circulo se minimiza y por eso aguantamos cualidades en las personas que si no estuviéramos lesionados no aguantaríamos. En algunos casos ya los amigos no son los mismos, no hacemos amigos con tanta facilidad, no tenemos las mismas oportunidades de empleo así que no tenemos mucho para socializar laboralmente. Nos quedamos solos con la familia y hasta podemos pensar que no se van porque tenemos lazos de sangre. Pero bueno también sabemos que esos pensamientos nos vienen cuando nos atacan esos sentimientos fatalistas. Hoy no hablamos de esos pensamientos, hablamos de las relaciones que en efecto y objetivamente, sin temor a equivocarnos nos hacen daño.
Da igual lo mucho que nos duela tener que dejar ir, pero si ya lo has hablado y la relación sigue en desventaja tienes que actuar y soltar para que no caigas en una dependencia emocional que eso sí que te tendrá en terapia por lo menos seis meses. Así que vamos a prevenir para no caer en una relación toxica.
Aquí te dejo unas características para saber si es momento de soltar esa relación:
Pasamos la mayor parte de nuestra vida construyendo nuestra zona de confort, sin darnos cuenta de que a veces ese estado no es saludable sino que responde al miedo en hacer cambios. A nos sentirnos preparados a defender lo que creemos.