¡El día tan esperado llegó! ¿Funciono? ¿Fue lo que esperábamos?
Enero fue crucial para nosotros. Es ahí donde tuvimos la cita para la prueba del implante estimulador de la médula espinal para el dolor crónico. Este método médico es mediante pulsos eléctricos de un neuroestimulador externo, estos viajan a través de los cables temporales hasta los nervios en la zona donde están los nervios dañados bloqueando el dolor.
La noche anterior estábamos ansiosos y con muchas preguntas; ¿va a funcionar? ¿Qué pasa si no funciona? ¿Qué vamos a hacer?
Llegamos a la tan esperada cita, nos registramos y lo pasaron a pre-operación. La doctora especialista llegó a hablar con nosotros y nos dio un breve resumen de lo que pasaría, algo que ya habíamos discutido previamente en las citas y nos preguntó si teníamos preguntas. Nuestra pregunta principal era ¿qué riesgo hay de que se pudiesen dañar los nervios del brazo derecho al momento de insertar los electrodos? Nos dijo que era mínimo, además que ella sabía la importancia del brazo derecho. Pero como todo, siempre hay posibilidades de que algo pueda salir mal. Además, que se mantendría anestesiado a mi esposo a un punto que estuviera consciente para que él pudiese decir si sentía algo extraño en su brazo.
Por fin, llegaron para llevárselo a la sala de operación, me despedí como siempre diciéndole; recuerda que aquí te espero, regresas conmigo ¿ok? Me mandaron a la sala de espera. No existe una hora exacta de cuánto dura el procedimiento, pero por lo regular dura casi hora y media. Me fui a caminar para calmar un poco mi ansiedad y miedo, pensando; hemos esperado 15 años por una solución a este maldito dolor crónico y me aterraba que no funcionara.