Dicen que muchas veces las circunstancias nos hacen encontrar a personas muy especiales en nuestro camino. Quiero compartir un poco de mi querida amiga y su esposo lesionado medular; unas amistades que nos acogieron, guiaron y sobre todo apoyaron.
Esta amistad surgió por suerte, y digo suerte porque fue gracias a que el esposo de mi amiga, en ese entonces hacía visitas a hospitales con otro compañero, donde hablaba con lesionados por medio de una fundación. Ellos brindaban información y acompañamiento. Mi esposo estaba recuperándose en unos de los hospitales que le tocó visitar.
Después de esa visita nos quedamos tranquilos, sabiendo que contábamos con un contacto con mucha información. Meses después nos volvimos a encontrar en un evento de discapacidad, a partir de ese día surgió una gran amistad. Nos invitó a una fiesta en su casa. Ahí, conocimos a más personas con lesiones medulares y a sus familias. Lo más importante para mí fue conocer a su esposa, una mujer sencilla, y que te hace sentir bienvenido a todo momento. Nos presentamos y aunque tenemos diferencia de edad conectamos, ahí nació nuestra amistad.
Ella y yo tenemos en común ser esposas cuidadoras, pero ella tiene una historia mucho más particular. Es madre de una jovencita con discapacidad neurológica, sufre de ataques epilépticos y no desarrolló bien su cerebro, no es verbal y también sufre de otras complicaciones que requieren un cuidado 24/7. También asiste a su esposo ya que es tiene cuadriplejía, pero afortunadamente es muy activo e independiente en muchas cosas. Pero como todo, también se vive con las complicaciones del deterioro que la lesión medular y en los últimos años han sido complicados para ambos.
Mi amiga ha pasado por muchas cosas duras en su vida, como la pérdida de su hijo que fue muy doloroso para ella y nos tomó por sorpresa a todos. Después, en plena pandemia sufrió un aneurisma cerebral. Afortunadamente para todos, todo salió bien, a tal grado que no le dejó estragos severos.