¿Es difícil viajar con tu familiar que vive con una lesión medular? Honestamente, todo depende del cuidado que requiera tu familiar. Pero quiero destacar algo muy importante; no quiere decir que no te puedas divertir, crear nuevas aventuras y memorias juntos.
Mi esposo y yo teníamos muchas ganas de viajar. Siempre, lo posponíamos y la razón número uno es el ajuste a la lesión y economía. De mi parte miedo e incertidumbre.
Hicimos las investigaciones necesarias; hoteles, lugares de recreación, accesibilidad y plan de viaje. Cuando llegó el día teníamos todo en orden: las maletas con todo lo necesario y una maleta especial con lo médico que necesita mi esposo; sondas, lo necesario para el programa intestinal, protectores de cama y medicina. Mi esposo sufre de dolor crónico y era primordial no olvidar el medicamento. Recuerden que si viajan a donde vayan no habrá accesibilidad a sondas y medicamentos.
Nuestra primera parada fue Las Vegas Nevada. Ahí tuvimos una experiencia qué nos gustaría repetir algún día. El hotel que reservamos fue totalmente accesible y también muy económico. Mi esposo podía libremente entrar al baño y moverse en el cuarto sin problema. También había un aparato que tenía un arnés con unos rieles en el techo, fácil de poner y mediante un mecanismo levantaba el cuerpo de mi esposo y eléctricamente moverlo hasta el baño y la bañera moviéndose como un columpio por los rieles. Las Vegas Nevada es muy accesible, pasamos muy buen tiempo en esa ciudad.
Llegó el día que teníamos que ir a nuestro siguiente destino. El plan era ir al Gran Cañón, pero nos pasó un incidente en el camino, una llanta se reventó. Fue estresante, y de miedo pues estábamos en el desierto y sin señal de celular. Afortunadamente lo resolvimos. Este incidente nos quitó muchas horas y tuvimos que cancelar el viaje al Gran Cañón.
El siguiente destino fue Sedona, Arizona. El hotel que reservamos era muy bonito. Nos registramos, fuimos al cuarto, pero este no tenía una cama accesible; lo que me refiero es que estaba muy alta ya que yo soy una persona que mido 170 metros y la cama llegaba casi a mi cadera. Nos comunicamos inmediatamente a la recepción, no entendían nuestro problema y mandaron a alguien de mantenimiento que no quiso hacer nada. Nosotros sabíamos cómo resolver el problema, les dijimos: Lo único que necesitan hacer es remover el colchón base. No lo hicieron. Ya era muy noche y estábamos cansados y con sueño. Al final, no hicieron nada por más que insistimos. La solución que nos dieron era que mi esposo durmiera en el sofá cama. A lo que yo me moleste ya que habíamos pagado por un cuarto accesible y la cama no estaba a la altura de regulaciones de la ley ADA. No era justo que mi esposo durmiera en un sofá cama. Al final ya nadie nos quiso ayudar y tuvimos que dormir así. Al día siguiente inmediatamente dejamos el hotel molestos e incómodos.
No fue fácil encontrar otro hotel sin reservación. Sedona es un lugar turístico y muchos hoteles están llenos y son caros. Tuvimos suerte de encontrar uno accesible y que no pasaba de nuestro presupuesto.