Dejar Ir, Suéltalo Ya
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Y si has pensado que cambiar es mucho trabajo existe un problema mayor que el de ejercitar nuestros pensamientos existenciales. El problema de no cuestionarnos y pensar en otras posibilidades aparte de llevarnos al conformismo nos mantiene en un estado de mediocridad sin la capacidad de desarrollarnos intelectualmente. Claro, esto es de todo menos fácil, pues somo tremendamente resistentes al cambio psicológico. Los esquemas mentales son profundos, rígidos y muy poco dados a la transformación por mucho que uno los desee.
Pero por otro lado aquí está la buena noticia. Los pensamientos, por sí mismos, no tienen poder sobre nosotros, así como te los instalaste así te los puedes desinstalar. En realidad, no son más que experiencias mentales fugaces que van y vienen. Ahora la mala noticia: Tendemos a reforzarlos todo el tiempo. Damos relevancia a una serie de ideas que no siempre nos benefician y cuando reforzamos automáticamente ya estamos en la acción o sea ya hicimos ese pensamiento conducta. Todo ese conflicto entre pensamiento y conducta resulta en ansiedad y depresiones.
No será posible por el momento cambiar un diagnóstico de lesión de la médula espinal y no podemos cambiar la realidad que nos rodea. Pero lo que sí es posible es tener la apertura para intercambiar nuestros pensamientos y manejar con enfoques nuevos; con otras perspectivas que se transforman en nuevos ánimos y este ejercicio hay que hacerlo con o sin lesión medular. Recuerda: Apertura al cambio de paradigmas, luego cambias los paradigmas, después ponlos en práctica y mide tu satisfacción de vida. No pierdes nada, si lo que haces ahora no funciona, gana intentando dejar ir pensamientos que de lo que único que estamos seguros es de que no sirven.
Sin embargo, hay otras cosas que también nos cuestan dejar. Es como si de momento somos “horders” de cosas, sentimientos, gente y de creencias que a su vez se han convertido en nuestra personalidad. Aunque estes convencido de que esa personalidad no es tu óptima personalidad y que no es del todo cónsono con lo que quieres ser en pensamiento, has decidido no darle mucha cabeza porque pareciera que al final da más trabajo analizarte y cambiar esos paradigmas. Pero un buen día llega esa luz de autorreflexión y nos pasa factura porque nos damos cuenta de que nuestra personalidad no nos está dejando vivir a plenitud y que ya no aguantamos más esa auto contestación de “yo soy así”. Nos ponemos viejos y por suerte más sabios así que empiezas a dejar esa actitud de sabelotodo y empiezas a preguntarte por tus creencias, pensamientos y acuerdos mentales que hiciste con la sociedad o la cultura.