Calor Y La Ansiedad

Una lesión de la médula espinal no es solo un duelo físico, es un duelo emocional. No solo enfrentamos perdidas físicas, sino que no saber enfrentarnos diariamente a las altas y bajas de las frustraciones es una situación que se puede volver patológica. En los pasado blogs estuvimos discutiendo los neurotransmisores y como ellos se relacionan con las emociones. Ya hemos hablado de algunas explicaciones químicas de lo que produce la ansiedad y les digo químico porque es importante que podamos diferenciar entre desbalances químicos y sentimientos. Por ejemplo, una cosa es ansiedad y otra cosa es miedo y otra cosa es tener ansiedad descontrolada y otra ansiedad de la “buena” y ¿dirán ustedes, ansiedad “buena”? Si, ansiedad buena. Si tenemos un examen que tomar, naturalmente nos dará ansiedad y eso nos pondrá en un modo de acción por encima del modo que tenemos diario. Esa energía se torna en un motor turbo que nos permite alcanzar la meta. Los neurotransmisores se activan para ejecutar la tarea.

Calor y la ansiedad

En los pasados blogs estuvimos discutiendo la serotonina. La serotonina influye directamente en la inhibición y control de la ira, en los cambios de humor, en la regulación del sueño, en la cantidad de apetito y además en uno de los neurotransmisores relacionados a la ansiedad.

Ahora, ¿cómo relacionamos todo esto con calor? Puerto Rico sufre de una ola de calor en estos días insoportable. Cuando tenemos ansiedad, el cuerpo lo manifiesta con unos síntomas incapacitantes y recurrentes. Dificultad para respirar, pulsaciones cardíacas aceleradas, dolor en el pecho, sensación de ahogo, sudoración, vómitos, entre otras. Esos síntomas también los provoca el calor excesivo que estamos sintiendo.

Cuando hace mucho calor, el cuerpo se esfuerza más y desata síntomas muy parecidos a los de la ansiedad. Nos agitamos, nos ponemos nerviosos y se hace difícil conciliar el sueño. Se le llama.

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Conocemos como lesionados sobre los ataques de calor inesperados, pero ahora el hecho que llevemos ya una semana con temperaturas de 120 grados le produce ansiedad a cualquiera.

Aquí le expongo unas recomendaciones que no son solo recomendaciones son casi acciones obligadas para evitar la insolación y controlar la ansiedad térmica.

Evitar exponerse al sol, usar ropa ligera, no hacer actividad física en áreas sin aire acondicionado, no ingerir alcohol, hidratarse, aunque no tenga sed, si tiene que salir al trabajo, controlar el tiempo que estará expuesto, usar rociadores de agua y no salir sino es estrictamente necesario. Si padece de ansiedad descontrolada, con más razón debe seguir estas recomendaciones para que pueda diferenciar entre ansiedad y estar en condiciones de excesos calor. En el próximo blog hablaremos de más estrategias. Emplee estrategias de relajación, pero lo más importante, busque ayuda experta si es necesario. Y sepa que, en esta angustia calurosa, no está solo. La mejor estrategia para controlar el estrés térmico es el conocimiento.

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