Para comprender los efectos a largo plazo del COVID - Reeve Foundation
La pandemia de COVID-19 dio lugar a varios cambios personales, laborales y sociales. Al principio, nadie sabía qué esperar o cómo mantenerse seguro frente a él para protegerse. El COVID-19 fue un reto para los funcionarios de salud pública de todo el mundo.
Globalmente, la gente se enfrentaba a los efectos que el COVID-19 tenía sobre su salud mental y física. Las personas diagnosticadas con COVID-19 presentaron distintos niveles de la enfermedad. Además, quienes fueron afectados por el COVID-19 informaron varios otros efectos secundarios. Aunque son demasiados como para enumerarlos, hay al menos 98 síntomas que las personas han sentido por la enfermedad. En muchos casos, esos síntomas que se sintieron inicialmente cuando alguien contrajo el COVID-19 pueden extenderse y convertirse en síntomas a largo plazo de COVID-19.
Definición de los efectos a largo plazo del COVID
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una definición de los efectos a largo plazo del COVID en 2021. La OMS reconoce que la mayoría de las personas realmente se recuperan del COVID-19. Aproximadamente entre un 10 % y un 20 % presentarán efectos nuevos, recurrentes o persistentes semanas o meses después de su infección inicial. Sin embargo, hasta que la OMS planteó una definición estándar, los funcionarios médicos y los científicos se enfrentaban a dificultades para diagnosticar y para proporcionar los cuidados necesarios. El objetivo de definir los efectos a largo plazo del COVID-19 (long COVID en inglés) fue promover la defensa, la investigación, los cuidados y el reconocimiento de las necesidades de los pacientes. La definición de los efectos a largo plazo del COVID es que "se presentan en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada con SARS-CoV-2, habitualmente tres meses desde el inicio de los síntomas que duran al menos dos meses. Otro diagnóstico de una enfermedad no puede explicar estos síntomas". Los síntomas frecuentes incluyen:
- Fatiga
- Falta de aire
- Disfunción cognitiva, por ejemplo confusión mental
- Pérdida parcial o completa del sentido del gusto
- Depresión
- Ansiedad
- Problemas para dormir
Los síntomas antes enumerados, así como otros síntomas asociados con el COVID, impactan la vida diaria. Es posible que uno no se sienta de la manera habitual. Si usted no tiene certeza de si tiene efectos a largo plazo del COVID, consulte la página web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para conocer más síntomas.
Efectos a largo plazo del COVID-19
Las investigaciones continuas han generado varias perspectivas sobre los efectos a largo plazo del COVID-19. Inicialmente, los investigadores y los profesionales médicos veían al COVID como una enfermedad respiratoria. Sin embargo, con el tiempo los investigadores descubrieron que el COVID-19 también afecta al cerebro y al sistema nervioso; los investigadores también informan que no parece producirse un daño extenso a las células del cerebro por el COVID-19, aunque los efectos neurológicos pueden ser el resultado de la activación inmunológica, la neuroinflamación o el daño a las células hemato-encefálicas.
A medida que los investigadores de salud pública y los expertos médicos reunieron más información sobre la enfermedad, compartieron esa información con el público. Los expertos también advirtieron a las personas de los grupos de alto riesgo, las de edad avanzada, los individuos inmunodeprimidos y quienes tienen discapacidades que se protegieran recibiendo vacunaciones. Los funcionarios creían que quienes recibieran vacunaciones estarían protegidos de contraer COVID-19 o que sufrirían síntomas más leves; asimismo, siguen recomendando a quienes están en grupos de alto riesgo y a la población en general que reciban una vacunación o un refuerzo.
Poblaciones en riesgo
FAIR Health publicó un estudio que indica que en su mayoría, las personas que sufrían efectos a largo plazo del COVID no fueron hospitalizadas cuando se las diagnosticó. Además, el estudio determinó que las personas de edad avanzada son las más vulnerables y corren mayor riesgo de presentar complicaciones serias, aunque las personas entre 36 y 50 años son las que tienen mayor probabilidad de desarrollar efectos a largo plazo del COVID.
En el estudio también se destacó el nivel de riesgo entre hombres y mujeres: la mayoría de los pacientes con efectos a largo plazo del COVID eran mujeres; sin embargo, las mujeres corren menos riesgo de morir por COVID-19 que los hombres. A pesar de que la mayoría de las personas con efectos a largo plazo del COVID no fue hospitalizada, fue mayor el porcentaje no hospitalizado de mujeres que el de hombres con diagnóstico de efectos a largo plazo del COVID.
Los investigadores también descubrieron que casi un tercio de las personas con diagnóstico de efectos a largo plazo del COVID no tenía una afección preexistente, lo que es una buena noticia para quienes no tienen afecciones preexistentes, aunque quienes tienen afecciones preexistentes deben prestar atención a cómo se sienten.
El estudio de FAIR Health no incluye el desglose racial o étnico de las personas afectadas por efectos a largo plazo del COVID, por lo cual los defensores de pacientes, los clínicos y los legisladores plantean la preocupación de que quienes son afectados de forma desproporcionada por los efectos a largo plazo del COVID no sean reconocidos. Por lo tanto, es crucial una mayor atención a dar cuenta del impacto sobre poblaciones vulnerables. Los defensores de pacientes con COVID-19 explican que hay un problema con la igualdad básica en cada paso de la investigación y el tratamiento del COVID-19; reclaman pruebas del mundo real, generadas por los pacientes en la investigación de los efectos a largo plazo del COVID. Además, solicitan asociaciones entre la comunidad con efectos a largo plazo del COVID y partes interesadas críticas, como los miembros de la comunidad médica.
La falta de datos basados en pruebas dejan varias preguntas sin respuesta: ¿Por qué algunos grupos sufren un impacto mayor que otros? y, ¿cómo pueden esos pacientes recibir la atención que necesitan? Los investigadores enfatizan la necesidad de prestar más atención a los efectos a largo plazo del COVID porque creen que es una pandemia adjunta que no va a desaparecer.
Estrategia del presidente Biden ante los efectos a largo plazo del COVID
El Memorando Presidencial del presidente Biden indicándole al secretario de Salud y Servicios Humanos que coordine un esfuerzo entre los organismos gubernamentales para abordar la estrategia ante los efectos a largo plazo del COVID es interesante.
La estrategia del presidente Biden ante los efectos a largo plazo del COVID se centra en los síntomas y en los efectos persistentes que presentan las personas con efectos a largo plazo del COVID. Su objetivo es aumentar la investigación y descubrir formas de tratar los efectos a largo plazo del COVID. Además, la estrategia encontrará formas de actuar según las recomendaciones de la Fuerza de tareas presidencial de equidad sanitaria ante el COVID-19.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) dirigirá la coordinación de un plan de acción integral para abordar los efectos a largo plazo del COVID. El gobierno tiene planes de asumir un enfoque de tres patas para ayudar a quienes presentan efectos a largo plazo del COVID. Primero, el DHHS tiene la intención de publicar un informe 120 días después del inicio de la iniciativa para hacer saber a quienes tienen efectos a largo plazo del COVID dónde hay recursos para servicios y apoyo, aumentar los esfuerzos para inscribir a las personas en ensayos clínicos y trabajar en el suministro de protecciones federales para individuos con efectos a largo plazo del COVID.
El objetivo de aumentar el acceso a servicios y apoyo incluye despertar consciencia sobre el mayor riesgo que representan los efectos a largo plazo del COVID como una causa potencial de discapacidad. Además, la estrategia tiene planes de convertir la investigación en una política inclusiva para la discapacidad. A medida que la comunidad científica descubra más sobre los efectos a largo plazo del COVID y sus consecuencias, el gobierno actualizará sus pautas sobre una política para la discapacidad. La protección adicional para las personas con discapacidades como resultado de los efectos a largo plazo del COVID los define como una discapacidad bajo la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA).
El impulso para aumentar la inscripción en ensayos clínicos incluirá un enfoque de atraer a comunidades que podrían ser pasadas por alto. Sin la participación de todas las comunidades (personas discapacitadas, LGTBQ+, o étnicas), los estudios no comprenderán de manera integral cuánto tiempo el COVID afecta a la comunidad total.
La promoción o la creación de protecciones federales para las personas con efectos a largo plazo del COVID puede ayudar a quienes sufren discriminación social o en el lugar de trabajo. Además, el aumento de las protecciones aborda las necesidades económicas, mentales y físicas de quienes sufren efectos a largo plazo del COVID.
El Memorando Presidencial también incluye una disposición para que el DHHS publique un informe donde detalle los servicios y los sistemas de apoyo en los organismos para ayudar a las personas con efectos a largo plazo del COVID, las que sufren la pérdida de un ser querido debido a efectos a largo plazo del COVID, o problemas mentales o de abuso de sustancias. El reconocimiento del impacto completo de los efectos a largo plazo del COVID sobre un individuo o su familia ayuda a que otras personas comprendan por qué existe la necesidad de más investigación.
Otra parte de la estrategia es ampliar las redes de clínicas sobre efectos a largo plazo del COVID dirigidas por el Departamento de Asuntos de Veteranos. Los expertos afirman que ya están descubriendo y compartiendo nuevas formas de brindar atención a pacientes con efectos a largo plazo del COVID. Funcionarios federales están utilizando un nuevo proyecto con base en los pacientes denominado proyecto Health + para solicitar respuestas de personas con efectos a largo plazo del COVID.
Los investigadores y los profesionales médicos que estudian las consecuencias de los efectos a largo plazo del COVID ven el plan del presidente Biden como un avance positivo en la ayuda a las personas con efectos a largo plazo del COVID. Sin embargo, primero la estrategia es reconocer la existencia de efectos a largo plazo del COVID.
Recursos disponibles
Hay otras fuentes de ayuda si uno tiene efectos a largo plazo del COVID. La Administración para Vida Comunitaria tiene varios programas. Además, las redes de personas discapacitadas y de edad avanzada también cuentan con programas que pueden brindar asistencia. Todos los programas de esas redes proporcionan apoyo para las necesidades de una persona con alguna discapacidad.
Saber por dónde empezar es un reto. Aunque hay varios programas útiles disponibles, es crucial informarse sobre la manera de acceder a ellos. Se puede comenzar llamando a la Línea de Información y Asistencia para Discapacidad (DIAL). Los servicios de DIAL incluyen informar para qué servicios o programas uno puede calificar y facilitar el contacto con ellos. La organización también ayuda a conseguir una vacunación, a cumplir con las citas, a concertarlas o a encontrar un sitio. Para ponerse en contacto con ellos, puede llamar al (888) 677-1199 de lunes a viernes, de 9 a. m. a 8 p. m. (hora del este). O puede enviar un correo electrónico a DIAL@n4a.org. Otro organismo que puede ser de ayuda son los Centros de Recursos para Personas Mayores y Discapacitadas (ADRC). Estos organismos se pueden buscar a través de Eldercare Locator.
Los efectos a largo plazo del COVID afectan su vida y la vida de sus seres queridos. La combinación del Memorando del presidente Biden sobre los efectos a largo plazo del COVID, un impulso para la investigación y las voces de pacientes y defensores puede despertar consciencia sobre el mal momento que viven quienes sufren efectos a largo plazo del COVID.
Christina Sisti, DPS, MPH, MS es bioeticista y defensora de políticas de atención médica. Trabaja para generar consciencia y mejorar la política de atención médica para quienes sufren problemas de salud a largo plazo.
Esta publicación contó con el apoyo de la Administración para la Vida Comunitaria (ACL), el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE. UU. como parte de un subsidio de asistencia económica por un total de $160.000, en un 100 % financiado por ACL/HHS. El contenido pertenece a los autores y no necesariamente representa los puntos de vista oficiales de ACL/HHS o del gobierno de EE. UU. ni su aval.