Diabetes tipo II y parálisis - Reeve Foundation
La diabetes es una afección crónica que se presenta cuando la insulina, hormona producida de manera natural por el cuerpo, no se libera o no se libera en cantidad suficiente por el páncreas para ayudar al cuerpo a metabolizar los alimentos. La insulina es un transportador para llevar la glucosa (el azúcar) de los alimentos a las células a fin de que el cuerpo después la use para producir energía. Como la glucosa no puede ingresar a las células, se acumula en la corriente sanguínea y daña a los órganos. Cualquier órgano puede resultar afectado, incluidos los ojos (ceguera), los riñones (insuficiencia renal) y el corazón (ataque cardíaco o arterias obstruidas). También se pueden producir efectos en los nervios (neuropatía) y los vasos sanguíneos (úlceras, aterosclerosis). El cerebro puede ser afectado por accidentes cerebrovasculares y/o demencia.
Hay distintos tipos de diabetes.
La diabetes tipo I aparece con mayor frecuencia en la primera infancia, la adolescencia o la adultez temprana, pero puede desarrollarse a cualquier edad. En esta situación, el cuerpo detiene o hace más lenta la producción de insulina. No se comprende totalmente el motivo por el cual se desarrolla este tipo de diabetes, pero podría ser por una reacción autoinmune. Se requiere insulina para el tratamiento. Una complicación rara y extrema de la diabetes tipo I puede ser una escasez de potasio con la terapia con insulina, que da lugar al desarrollo de cuadriparesía si no se trata.
La diabetes tipo II se desarrolla con mayor frecuencia en la adultez, pero puede presentarse en personas más jóvenes. El cuerpo no puede producir suficiente hormona insulina o es incapaz de usarla para mantener los niveles sanguíneos de glucosa dentro del rango. Es el tipo de diabetes que puede desarrollar una complicación secundaria de parálisis. Es consecuencia de una combinación de factores, incluidos el sobrepeso, el mantenimiento de una dieta no saludable y la inactividad. Después de la parálisis, mover el cuerpo puede resultar difícil, lo que da lugar al aumento de peso y, posiblemente, el desarrollo de diabetes tipo II.
La prediabetes es una afección en la que el nivel de azúcar sanguíneo es alto, pero no lo suficientemente alto como para estar en el rango de diagnóstico de diabetes tipo II. Es una señal de advertencia de que en breve se convertirá en diabetes tipo II si no se toman medidas para resolver el problema.
Algunas afecciones de salud pueden afectar los niveles de glucosa sanguínea. En el embarazo se puede desarrollar diabetes gestacional, que suele resolverse después del parto. La parálisis es un factor de riesgo para la diabetes tipo II. Hay un trastorno genético llamado síndrome de Rabson-Mendenhall que se caracteriza por una resistencia severa a la insulina. Se ha pensado que ingerir demasiada sal aumenta el riesgo de diabetes tipo II.
Las personas con parálisis corren mayor riesgo de tener diabetes, en especial la del tipo II, por la falta de movimiento. Mover el cuerpo ayuda a que todos los músculos metabolicen, ya que el movimiento aumenta el flujo sanguíneo. Sin embargo, los músculos de los muslos son los más grandes y proporcionan el metabolismo más efectivo. Después de una parálisis, los músculos del área afectada pueden reducirse de tamaño o pueden no ser usados con suficiente eficiencia como para producir un metabolismo efectivo. La genética también puede ser un factor de riesgo en la diabetes de todos los tipos.
Es posible que los síntomas de diabetes no se reconozcan con tanta facilidad en las personas con parálisis. El aumento de la sed y el apetito son síntomas de diabetes, pero las restricciones de beber líquidos del programa de la vejiga pueden enmascararlos o un intestino lento puede ocultar la reducción de la sensación de hambre. Las sensaciones de necesitar orinar con frecuencia pueden quedar cubiertas por el uso de un catéter y los cambios en los mensajes que se envían y reciben del cerebro. La pérdida de peso por diabetes puede confundirse con la pérdida de masa muscular. Las úlceras en el cuerpo, en especial en los pies, pueden confundirse con lesiones por presión. Pueden presentarse infecciones debido a la diabetes y a los cambios en el sistema inmunológico por la parálisis. La irritabilidad puede tener numerosos orígenes, incluso estrés y ansiedad, ya que se están haciendo adaptaciones a la parálisis. La visión borrosa también puede presentarse con una lesión cerebral. Los hombres pueden tener disfunción eréctil, igual que con la parálisis. Tanto hombres como mujeres pueden tener más infecciones del tracto urinario y candidiasis, igual que con la parálisis. La piel seca y la picazón también pueden ser signos de diabetes, igual que con la parálisis.
Una complicación importante de la diabetes es la neuropatía diabética. Es un tipo de daño nervioso causado por la alta concentración de glucosa y triglicéridos en la sangre. Los signos y síntomas pueden ser los mismos que los de la neuropatía por parálisis. La neuropatía diabética habitualmente se presenta en los pies y las piernas ya que los vasos sanguíneos pequeños se dañan y ya no pueden transportar oxígeno y nutrientes a los nervios. También puede presentarse en las manos, los brazos, la vejiga, los intestinos y los nervios que controlan el ritmo cardíaco. Puede aparecer como dolor, hormigueo, adormecimiento o debilidad en el cuerpo. En algunos casos, es posible que afecte al sistema nervioso autónomo (SNA), que ya puede estar afectado por la parálisis.
Los síntomas habituales de diabetes pueden pasar desapercibidos en una persona con parálisis, pero no deben pasarse por alto. La mejor manera de determinar si alguien tiene diabetes es hacerse un análisis de glucosa sanguínea en el momento de visitar al profesional de cuidados de la salud. Los análisis de sangre de rutina indicarán los niveles de glucosa sanguínea en ese momento. Si hay alguna inquietud sobre la glucosa sanguínea, un análisis A1C es una extracción de sangre única que proporciona información sobre la glucosa sanguínea durante tres meses.
Una lesión de la médula espinal por una enfermedad o un traumatismo como el origen de parálisis afecta a todo el cuerpo. Hay una reducción en la cantidad de actividad en los muslos. Algunas personas la compensan con el desarrollo de los músculos de los brazos; aunque esto sí ayuda al metabolismo, igual puede no ser tan efectivo como el movimiento de los músculos grandes de los muslos. Las personas con lesión cerebral o accidente cerebrovascular pueden tener parálisis de un lado del cuerpo. Es posible que caminen con una férula u otro aparato de asistencia, pero no utilizan los músculos del muslo de una pierna. Esto puede causar una disminución importante del metabolismo de la glucosa sanguínea. Una lesión en el cerebro que afecte la regulación de la glucosa también puede ser origen de diabetes. Una diabetes preexistente puede empeorar con una lesión cerebral.
Es esencial agregar actividad a las extremidades inferiores para ayudar a metabolizar la glucosa sanguínea. Mover las piernas, ya sea sin ayuda, de manera pasiva moviéndolas con los brazos, o haciendo que alguien las mueva por uno puede ser un buen inicio. Los equipos para ejercicios que mueven la parte inferior de las piernas también ayudan a mover los músculos de los muslos. Se pueden usar bandas de resistencia Theraband, que son láminas elásticas de plástico, las correas para piernas o incluso una toalla para ayudarse a mover las piernas manualmente.
Hay algo de evidencia de que ponerse de pie puede ayudar a aplicar presión sobre los huesos y los músculos que pueden ayudar. Un bipedestador o un bipedestador con deslizadores para mover las piernas utilizan los músculos tanto de los brazos como de las piernas. Los equipos de estimulación eléctrica funcional, como las bicicletas de EEF, ofrecen una excelente fuente de movimiento muscular.
Prestar atención a la dieta es un elemento esencial para reducir el riesgo de desarrollar diabetes. Las personas que no pueden mover el cuerpo o deciden no hacerlo, tienden a aumentar de peso. Tener sobrepeso es un riesgo diabético. Un dietista o un nutricionista pueden ser de ayuda a fin de comprender las necesidades de la dieta para proveer nutrición para las necesidades de salud personales, incluso la parálisis, y evitar o tratar la diabetes.
Las dietas para personas diabéticas deben incluir frutas, verduras, granos enteros, legumbres y lácteos con bajo contenido de grasa. La fibra ayuda a controlar la glucosa sanguínea y asiste con un programa de intestinos. El pescado dos veces a la semana aporta ácidos grasos omega-3. Las paltas, los frutos secos y los aceites deben ingerirse pero solo con moderación.
Los alimentos que deben evitarse son las grasas saturadas (mantequilla, carne de res, perritos calientes, salchicha y tocino), las grasas trans (alimentos procesados, artículos de panificación, la manteca y la margarina en barra), el colesterol (lácteos con alto contenido de grasa, yema de huevo, hígado) y el sodio o la sal. Se deben evitar los dulces, incluidas las bebidas endulzadas (gaseosas, aguas saborizadas y bebidas energizantes) y el alcohol, que contiene mucha azúcar.
Los carbohidratos se transforman en el cuerpo en glucosa. Algunos alimentos los contienen en abundancia. Las personas diabéticas deben monitorear la cantidad de carbohidratos que consumen. Un dietista o un nutricionista le ayudarán a aprender a calcularlos.
Dejar de fumar, de usar inhalantes y otras drogas puede ayudarle al cuerpo a aumentar el flujo sanguíneo y a suministrar oxígeno y nutrientes a las células. La nicotina bloquea el ingreso de los nutrientes necesarios a las células. Dejar de fumar es difícil porque la nicotina es una adicción. Hay programas que son de ayuda para hacerlo. Las investigaciones indican que se pueden alcanzar niveles de glucosa sanguínea más bajos en ocho semanas después de dejar de fumar.
Con la diabetes, debe monitorearse la glucosa sanguínea para evitar ascensos o descensos, que pueden causar hiperglucemia o hipoglucemia. La hiperglucemia, demasiada glucosa en la sangre, puede producir dolor de cabeza, visión borrosa y aumento de la sed y la orina. Si no se trata, se pueden desarrollar afecciones permanentes en la visión, los riñones, el corazón y neuropatía. La hipoglucemia, demasiado poca glucosa en la sangre, da lugar a temblores, sudoración, mareos, hambre, nerviosismo, confusión, irritabilidad y aumento de la frecuencia cardíaca. Si la hipoglucemia no se trata, puede causar convulsiones, desmayo, coma y la muerte. El monitoreo de la glucosa sanguínea se hace con una punción en el dedo, se coloca una gota de sangre en una tira de prueba y el resultado se lee a través de un medidor de glucosa sanguínea. Hay monitores más nuevos que pueden fijarse a la piel y en breve habrá disponibles relojes para monitorear la glucosa sanguínea.
Hay medicamentos disponibles para ayudar a controlar la diabetes. Vienen en formas orales e inyectables. El medicamento oral más frecuente es metformina, pero también hay muchos otros. Los medicamentos inyectables incluyen dulaglutida (Trulicity) y semaglutida (Ozempic, Wegovy). Algunos medicamentos diabéticos tienen el efecto secundario beneficioso de disminuir el apetito para ayudar a perder peso. Aunque se pueden tomar medicamentos para ayudar a controlar la glucosa sanguínea, los medicamentos no curan la diabetes. Se deben utilizar los beneficios de las tres acciones, ejercicio, dieta y medicación, para controlar la diabetes. Muy rara vez se receta insulina para la diabetes tipo II.
Una vez que se diagnostica la diabetes tipo II, se puede aprender a controlarla. No se resuelve, pero se puede manejar.
Consideración pediátrica:
La diabetes tipo II no es un diagnóstico frecuente en niños. Sin embargo, las enfermedades de los adultos lentamente están apareciendo en la infancia. Los factores de riesgo de inmovilidad, aumento de peso, estilo de vida sedentario, genética y parálisis, entre otros, pueden aumentar las probabilidades. Al combinarse con problemas de la parálisis, es posible que los niños no puedan comunicar los síntomas, o puede que no los tengan en una etapa de desarrollo que les permita observar un cambio en su función corporal.
Con diagnóstico y tratamiento, trabajando con el profesional de cuidados de la salud y un dietista o un nutricionista, podrá ayudar al niño a manejar la diabetes. La actividad, la dieta, la medicación y el monitoreo de la glucosa sanguínea permitirán una vida prolongada y saludable.
Linda Schultz es líder, docente y proveedora de enfermería de rehabilitación desde hace más de 30 años. De hecho, la enfermera Linda trabajó estrechamente con Christopher Reeve en su recuperación y ha estado abogando por la Fundación Reeve desde entonces.