Tener una red de apoyo no solo desde el núcleo familiar, sino también de amigos cercanos fue clave importante para mí después de la lesión de mi esposo. El día del accidente estaba tan aturdida que no me comunique con nadie, solo con mi mama. Al día siguiente, ya que tenía un poco más de fuerza y decidí hacer la llamada para informar a nuestros amigos. Recuerdo llamar a una de mis amigas que tanto aprecio y ella se encargó de avisar a los demás.
Cuando llegué a California el círculo de amigos de mi esposo me recibió con los brazos abiertos ya que todos compartimos gustos en común. Una amistad muy linda que hasta el día de hoy mantenemos. Guardamos muchas memorias lindas de viajes, fiestas, aniversarios de club y conciertos de rock.
El accidente no solo nos afectó a nosotros, también a ellos. De un día para otro, su amigo de tantos años, quedó paralizado. Nunca me he sentado a platicar con ellos sobre su experiencia después de saber lo que había pasado. Quizá algún día no muy lejano lo haga para platicar con cada uno; me gustaría saber el lado de los amigos.
Al día siguiente de que avisara de lo sucedido, nuestros amigos fueron al hospital a apoyarnos. Su acompañamiento me ayudó mucho en esos días tan duros. Se turnaban para visitarnos, me llevaron comida, y cualquier cosa que necesitara estaban al pendiente de mí. Ellos podían entrar de dos en dos a verlo en terapia intensiva; él desafortunadamente no recuerda nada, ya que estaba medicado y con traumatismo cerebral.