Las disparidades sanitarias y económicas aumentaron durante las paralizaciones producidas por la COVID-19. Incluso después de que se levantaran los cierres y el mundo reiniciara su actividad diaria, algunos siguieron viéndose afectados. Los analistas e investigadores financieros persisten en su objetivo de identificar a los más afectados y las formas de prevenir estas disparidades en el futuro.
La pandemia de la COVID-19 dejó grandes secuelas en la economía. La COVID-19 afectó la salud física, mental y económica de las personas. El impacto económico de la COVID-19 lo sufrieron sobre todo las personas con ingresos bajos y medios. Las primeras fases de la pandemia pusieron a millones de trabajadores en peligro de perder sus puestos de trabajo. Cuando se cerraron empresas en Estados Unidos (EE.UU.), la tasa de desempleo fue superior a los aumentos anteriores.
Las dificultades financieras marcaron una inversión en el aumento de los ingresos. Antes de la COVID-19, tras el final de la Gran Recesión, los hogares con ingresos bajos y medios experimentaron un aumento de su sueldo. La pérdida de ingresos afectó a estos hogares creando estrés y ansiedad relacionados con la estabilidad financiera, la escolarización y los roles familiares. Aquellos que perdieron su trabajo se preocuparon por si encontrarían un nuevo empleo una vez finalizados los paros o si sus salarios volverían a ser los de antes del inicio de la pandemia.
Seguro de desempleo
El número de hogares que solicitaron el seguro de desempleo en el 2020 fue mayor que en el 2010 (un efecto de la Gran Recesión). El nivel de seguro de desempleo solicitado y recibido está relacionado con el alcance de la elegibilidad. En 2010, el seguro de desempleo no cubría a los trabajadores autónomos o contratistas independientes. La ampliación de las prestaciones por desempleo en 2020 ayudó a los de clase media-baja.
El Servicio de Impuestos Internos (IRS) encontró que los subsidios de desempleo reemplazaron gran parte de los ingresos personales perdidos de los trabajadores con bajos ingresos.
La recesión económica también dio lugar a la Ley CARES. La Ley CARES estableció dos rondas de pagos por impacto económico como créditos fiscales reembolsables para los hogares estadounidenses. Estos créditos fiscales reembolsables crearon aproximadamente 400 mil millones de dólares en asistencias financieras, y son reconocidos como una de las razones por las que se produjo una reducción de la pobreza en 2020.
Los sectores sanitarios y de asistencia social recurrieron a la telemedicina para ayudar a las personas a recibir la atención que necesitaban. El inicio del cierre de la COVID-19 y las normas de permanencia en el hogar pusieron de manifiesto la falta de acceso a proveedores médicos o de salud mental. Sin embargo, con el aumento del uso de la telemedicina, la gente pudo superar las barreras.
Una vez que se empezaron a flexibilizar las normativas sobre el cierre de empresas y la permanencia en el hogar, la gente empezó a volver al trabajo. La economía experimentó un crecimiento en 2021. Sin embargo, muchas familias de ingresos bajos y medios siguen atravesando dificultades, especialmente tras el fin de la Ley CARES.