Descubrí que sobreprotejo a mi esposo, y esa no es mi intención. Todo pasó tras un accidente de motocicleta, la cual causó una lesión medular completa en mi esposo. Me convertí en su cuidadora principal y con ello, nació la sobreprotección de mi parte.
He intervenido en su independencia sin saberlo. Mi voluntad no es impedir que busque más independencia, o que dude de su capacidad. En mi mente es querer ayudar, y evitar que batalle. Esto nos trajo a una conversación en la cual yo me sentí mal, pues a pesar de que le doy mucha independencia a mi esposo, me confesó que ha sentido sobreprotección de mi parte.
En los días de semana llevo a mi esposo a su trabajo y también lo recojo. Es la rutina diaria. Una mañana tuvimos una discusión, típico de parejas. El resultado de la discusión fue que; decidió que no fuera a recogerlo al trabajo, me dijo que se vendría solo y que no me preocupara. Inmediatamente mi cerebro de esposa cuidadora se activó y me preocupé mucho. Le empecé a decir: no hay necesidad de batallar, yo te puedo recoger como siempre, hace mucho calor a la hora de la salida, te tienes que cuidar tu brazo (tiene una silla de ruedas especial la cual empuja con solo su brazo derecho). Le insistía; él firme me dijo: Me regreso a casa solo, no te preocupes, estaré bien.
Esa mañana me regresé preocupada. El querer proteger el brazo derecho de mi esposo me ha hecho ser insegura y sobreprotectora de su capacidad de poder regresar del trabajo a casa, también el querer evitarle batallar me hace cometer ese error. Todos sabemos cuánto podemos exigir a nuestro cuerpo, él lo sabe y está en control.
Pasaron las horas y me tranquilice, trate de pensar que tengo un esposo que es capaz, y que estaría bien. En la tarde cuando llego a casa, me sentí tranquila, le abrí la puerta. Él venía cansado, algo sudado, pero nada extremo. Platicamos de su día, me dijo que había tenido un día normal. Nos adentramos al tema de la sobreprotección. Me dijo que muchas veces sentía que lo sobreprotegía en ciertas cosas. Yo le dije que honestamente no sabía que lo hacía.
Esa sobreprotección nació a causa de mi trauma al haber vivido una tragedia en la cual casi lo pierdo, sufrió lesiones de por vida y nos cambió la vida abruptamente. El ver sus heridas, y sus batallas me hace querer protegerlo, es como un instinto de ser su cuidadora, pero ante todo soy su esposa, es normal que quiera lo mejor para él. Es buena la intención, pero cruzar esa fina línea de cuidado a la sobreprotección está mal.
Quedamos en un acuerdo; cuando él decida querer hacer cosas o explorar más sobre su independencia, tengo que dar un paso atrás y no intervenir. Será un proceso difícil para mí, pero al final, tengo que confiar que él estará bien, al final, le ayudaré más de esa manera.
Tanya Galaviz es la esposa de Hobal, quien vive con una lesión de la médula espinal a nivel de T6 y es su cuidadora principal. Ella reside en California y es la fundadora de un grupo de apoyo para cuidadores latinos.