Recuerdo la primera salida que tuve sola después de la lesión de mi esposo. Fue a los 6 meses, por alguna razón no quería dejarlo solo, sentía la culpa que el cuidador carga, creía que era injusto salir y pasar un buen rato mientras él se quedaba en casa. Ese sentimiento era nuevo para mí, jamás había sentido culpa de salir antes del accidente. Sin embargo, él estaba contento porque había una oportunidad de que yo saliera a despejarme y distraerme. Me animó mucho y me dio la seguridad que necesitaba para poder hacerlo. Mi amiga me esperaba en su carro y nos fuimos a desayunar. Cuando llegamos al lugar, mi primera reacción fue buscar una rampa, empecé a caminar y volteaba a todos lados buscando la rampa de acceso. Mi amiga confundida me miraba. Entonces me di cuenta de que no necesitaba una rampa, venía con mi amiga, y no con mi esposo; automáticamente mi cerebro estaba en busca de accesibilidad.
La lesión de mi esposo me cambió mucho mentalmente. Darme cuenta de la falta de accesibilidad a donde quiera que vaya es parte de mi ahora. Podría decir que me hizo más sensible a notar la accesibilidad y la falta de compasión en las personas.
Como pareja me cambio también, pues sufrí de depresión y un sentimiento de pérdida; un robo de la vida que imaginaba. Pero también, me di cuenta de que tenía una fuerza que no conocía en mí, esa fuerza me dio las ganas y esperanza que necesitaba para seguir adelante con nuestra nueva vida.
La lesión de mi esposo me empujó a hacer muchas cosas que no imaginaba; aprendí a manejar un automóvil, algo que yo antes temía hacer por inseguridad y miedos. Mi necesidad de independencia para poder movilizarme con mi esposo sin pedir ayuda me forzó a lograr esa meta que yo veía lejos. También, me dio una voz en la comunidad. Yo sé lo difícil que es pasar por esto, sientes que solo tu estas pasando por ello, pero siempre hay otras personas que están viviendo lo mismo que tú. Hice dos grupos de ayuda en Facebook; para esposas y novias, también para familiares de personas con lesión medular. Me dio una plataforma en la cual yo estoy ayudando a otras personas con apoyo mutuo e información, como este blog mediante la Fundación de Christopher y Dana Reeve.
La lesión de mi esposo, aunque me quitó mucho y me sigue doliendo, me ha dado muchas cosas positivas también. No es fácil vivir una vida así, pero mi esposo y yo nos animamos, estamos juntos y es un compañerismo donde no nos rendimos, y aunque mucho hemos cambiado después de la lesión, el amor y respeto sigue con nosotros.
Tanya Galaviz es la esposa de Hobal, quien vive con una lesión de la médula espinal a nivel de T6 y es su cuidadora principal. Ella reside en California y es la fundadora de un grupo de apoyo para cuidadores latinos.